HERBARIO
Las hojas recolectadas hace dos semanas, ya están listas para que los alumnos/as elaboren sus composiciones favoritas.
Cada uno cogió su libreta y seleccionó los ejemplares que más le gustó. Con ellos hicieron marca-páginas, fichas y formas que se les iban ocurriendo a ellos.
Aquí os dejo algunas de ellas:
MONOGRÁFICO DEL ALOE VERA
HISTORIA DEL ALOE VERA
Desde
lo más remoto de los tiempos son conocidas las virtudes y efectos
curativos del Aloe Vera. Parecen ser los sumerios quienes, en la
época de los reyes de Akkad, hayan aludido por primera vez al uso
terapéutico del áloe, en unas tablillas de arcilla. El áloe figura
también en vasos pintados egipcios de la época arcaica. El “Libro
egipcio de los remedios” del famoso papiro Ebers (siglo XV a. J.C.)
menciona igualmente el áloe en fórmulas de curación que remontan
quizá al tercer milenio antes de nuestra era. Para los hindúes el
áloe figura como una de las mejores plantas secretas del Atharvaveda
(textos fundamentales del hinduismo), que lo apoda “el curandero
silencioso”. En la Biblia encontramos su rastro en varios Libros
sagrados: (Números, Cantar de los Cantares, Evangelios). En el Nuevo
Testamento, aparecen varios pasajes referidos al aloe.
EL
ANTIGUO EGIPTO
Para
los antiguos egipcios el áloe tenía la reputación de conservar la
belleza y el esplendor de las mujeres. Los faraones lo consideraban
un elixir de larga vida. La tradición quería que fuese llevado
durante las ceremonias funerarias un plantel de áloe. Los sacerdotes
asociaban la planta a sus ritos funerarios y la incorporaban a la
composición de la fórmula del embalsamamiento, bajo el nombre de
“planta de la inmortalidad”. Pero el áloe también
poseía, según los antiguos, virtudes cosméticas. Se dice que el
brillo de los ojos de Cleopatra era sobre todo debido a un
colirio hecho a base de áloe, confeccionado por una de sus esclavas
númidas, y que la belleza de la piel y de la tez de Nefertiti surgía
de sus baños en leche de burra y de pulpa de áloe.
GRECIA
Y ROMA
Para
los griegos el áloe era símbolo de belleza, paciencia, fortuna y
salud. En uno de sus tratados, Hipócrates describe algunas
propiedades curativas del áloe : crecimiento del cabello, curación
de tumores, alivio de disenterías y dolores de estómago.Parece ser
que fue también bajo el estímulo de Aristóteles, que
Alejandro Magno, emprendió una expedición naval para
apoderarse de la isla de Socotra y de sus plantaciones de áloe. En
efecto se decía que el jugo de esta planta volvía a los guerreros
invulnerables.Los fenicios hacían secar sus hojas en odres de piel
de cabra y la exportaban por todo el área de influencia
greco-romana. Fue a lo largo de las guerras púnicas que los romanos
descubrieron, sorprendidos, las virtudes del áloe. Sus prisioneros
cartaginenses lo consumían en gran cantidad para curar sus heridas.
Dioscorides, médico griego que sirvió durante mucho tiempo
en los ejércitos romanos, describía con entusiasmo las propiedades
del áloe. Destacaba entre otras la virtud de hacer coagular la
sangre de las heridas, de cicatrizar las desolladuras y las llagas
abiertas, de curar los forúnculos, las hemorroides. Pretendía
también que la pulpa fresca del áloe frenaba la caída del cabello
y detenía las oftalmias. Plinio el Viejo (23-79 d. J.C.)
describe en su “Historia Natural” la original manera de curar la
disentería inyectando áloe con una pera para lavativas.
ORIENTE
Y ÁFRICA
Los
beduínos de la península arábiga y los guerreros tuaregs del
Sahara conocen las virtudes del áloe, que llaman “Lirio del
Desierto” En caso de epidemia o de escasez, los parsis y los
escitas tenían la costumbre de alimentarse con pulpa de áloe. Se
dice que uno de los secretos de la longevidad de los Templarios
residía en el famoso elixir de Jerusalén, elaborado con hachís,
pulpa de áloe y vino de palma Dominique Larrey, cirujano jefe de los
ejércitos de Napoleón, iniciado por un marabuto al que veía curar
milagrosamente las heridas más terribles infligidas a sus mamelucos,
aprendió a curar a los veteranos de la “Grande Armée” gracias a
la pulpa de las hojas de áloe abiertas a sablazos. De ahí la
expresión militar francesa: “sabrer l'aloès”
EDAD
MEDIA Y RENACIMIENTO
Fue
durante las Cruzadas cuando los guerreros cristianos de Occidente
descubrieron las virtudes del áloe, que sus adversarios musulmanes
consideraban como el remedio por excelencia. A lo largo de sus
conquistas, los árabes aclimataron el áloe en Andalucía. Gracias a
la pulpa del áloe los marinos españoles de la Santa María,
diezmados por la enfermedad y la malnutrición, fueron salvados
parcialmente, y aquello incitó a Cristóbal Colón a llamarlo
el “doctor en maceta”. A partir de entonces los españoles
transportaron siempre áloe a bordo de sus navíos.
AMÉRICA
El
tictil o curandero era para los Nahuas el hombre un poco brujo que
conocía las plantas poderosas y las plantas que curan. Curaba las
heridas, las picaduras de insecto y las mordeduras de serpiente al
untar las heridas con la “sangre” del áloe. Los Indios se
quitaban la migraña aplicándolo con cataplasmas alrededor de la
cabeza. Pero, como acabamos de ver, fueron los jesuitas quienes
relanzaron verdaderamente el áloe en las colonias de América.
Conocían las virtudes medicinales de esta planta que se cultivaba
cuidadosamente en los monasterios de Andalucía.
EXTREMO
ORIENTE
En
Japón el áloe es una planta reina. Se bebe, se come, se consume y
cura bajo todas sus formas.
Actualmente,
la pulpa del aloe saponaria sirve para hacer jabones y productos
cosméticos, el aloe ferox, el aloe thraskii, el aloe marlothii
entran en la composición de numerosas preparaciones farmacéuticas y
cosméticas. Los chinos, que no son menos amantes del áloe que sus
primos japoneses, lo utilizan bajo todas sus formas. Desde hace
siglos el áloe es considerado como un medicamento específico contra
las quemaduras y enfermedades de la piel.La medicina china moderna
utiliza la pulpa del aloe sinensis en el tratamiento de la
arteriosclerosis.
TIEMPOS
MODERNOS
En
los años 30, Creston Collins y su hijo redescubrieron
científicamente las virtudes del aloe vera y demostraron su eficacia
en la cura de numerosas afecciones. Destacaron especialmente, en un
célebre informe, la capacidad del aloe vera (barbadensis) en paliar
los nefastos efectos de las radiaciones derivadas de la
radioterapia.Al final de los años 50, Bill C. Coats, un farmacéutico
tejano que dedicó gran parte de su vida al estudio de esta planta,
consiguió estabilizar la pulpa fresca del aloe vera gracias a un
proceso totalmente natural. Su secreto, patentado, reside en la
incubación durante tres días de la pulpa, a una temperatura
variable, y en la adición de vitamina C, vitamina E y sorbitol,
anti-oxidantes eficaces. Este gran descubrimiento permitió
comercializar el aloe vera, que está conquistando el mundo en
beneficio de todos. Bill Coats publicó varias obras en las que
explica sus investigaciones detalladamente.En 1984 Ivan E. Danhof,
antiguo profesor de fisiología en la universidad de Tejas y jefe del
Laboratorio de Investigaciones del Norte-Tejas, dirigió unos
estudios que demostraron que la aplicación de gel de áloe en la
piel cansada aceleraba de 6 a 8 veces la producción de fibroblastos
humanos, respecto al ritmo de reproducción celular normal. Los
fibroblastos, que son responsables de la fabricación del colágeno,
principal sostén proteínico de la piel, son unas células cuya
actividad condiciona el envejecimiento de la dermis y la aparición
de arrugas. Según Danhof, los polisacáridos de la pulpa de áloe
serían los que facilitan la reorganización de las células de la
delgada barrera protectora que ofrece la capa córnea de la
epidermis. El Dr. Danhof ha demostrado las fantásticas virtudes de
rehidratación del áloe, cuyo gel (constituido por un 95% de agua)
penetra en el interior de la piel 3 o 4 veces más deprisa que el
agua.Al médico japonés Fujita le debemos el haber descubierto que
la bradikinasa es el enzima responsable de las sorprendentes
propiedades anti-dolor, al mismo tiempo calmantes y cicatrizantes del
aloe vera, y no solamente el ácido salicílico, como se creía hasta
ahora. En 1985 el Dr. Bill Mc Analley aislaba un polisacárido
extraído del aloe vera (barbadensis) al que llamaba carrisyn,
mientras que unos investigadores canadienses descubrían, también
ellos, una molécula activa que poseía notables propiedades
antivirales: el acemannan. Ensayos clínicos realizados sobre
enfermos de sida mostraron que el carrisyn reforzaba el sistema
inmunitario de los enfermos de sida y frenaba de forma duradera la
progresión del virus H.I.V.
PROPIEDADES
MEDICINALES
Esta
planta secreta y seductora merece estar en todos los
hogares.Recientemente se ha conseguido estabilizar el gel activo pero
inestable de la pulpa del aloe vera, para uso prolongado. Actualmente
es este gel mucilaginoso que contienen las hojas – la parte más
activa del áloe – lo que se utiliza. La aloína, colagoga,
estomacal, laxante y purgante, contenida en la “savia” de las
células pericíclicas del áloe representaba para los antiguos un
verdadero elixir de larga vida. Pero eran pocos los entendidos
capaces de diferenciar esta savia amarillo-rosácea del gel incoloro
del corazón de las hojas del áloe. Sin embargo es este gel
astringente, bactericida, béquico, cicatrizante, fungicida,
antiinflamatorio, hemostático, y virulicida, la parte más activa de
la planta. Anestesia los tejidos, suprime los picores, (alivia
las picaduras de insectos). Combate también con éxito la fiebre y
el estreñimiento, dilata los vasos capilares y clarifica la sangre.
En dermatología, el gel del áloe revitaliza los tejidos, “digiere”
las células muertas, hidrata las pieles secas y penetra
profundamente la dermis.La pulpa extraída de las hojas de esta
planta es rica en vitaminas, en sales minerales, en aminoácidos, en
enzimas, y también ofrece un alimento energético muy completo.
USOS
DEL ALOE
Uso
externo : la pulpa fresca de un aloe
vera no está siempre a disposición inmediata,- pues aunque se posea
una de estas “plantas-médico” en casa, hay que cortar una hoja
sin pincharse, abrirla y extraerle la pulpa,- y por ello existen
excelentes productos que contienen hasta el 98% de pulpa de áloe. El
áloe también es utilizado bajo forma de preparaciones
bioestimuladas, administradas en inyecciones subcutáneas, totalmente
inofensivas. (Ver Wirth :Guérir par l'aloès).
Uso
interno
:
El áloe bebible es un buen regulador del tránsito intestinal y un
excelente complemento alimenticio que contiene numerosas vitaminas y
oligoelementos. El aloe vera cicatriza y desinfecta las heridas,
facilita la digestión, activa el riego sanguíneo, la circulación
linfática, las funciones renales, hepáticas y biliares, atenúa los
dolores artríticos y reumáticos.
Alergias
: Está demostrado que la pulpa fresca de aloe vera combate los
picores de origen alérgico, las picaduras de insectos y sus
secuelas, tanto en el hombre como en los animales de
compañía.Artritis, reumatismos, dolores de espalda : Los baños* de
áloe alivian los dolores de origen artrítico o reumático. Algunos
terapeutas recomiendan frotar ligeramente las zonas doloridas con el
gel estabilizado o con un ungüento hecho a base de áloe.
Dermatología
: Uno de los campos de acción privilegiado del aloe vera es la
dermatología. Tiene fama por su eficacia contra la seborrea, el
herpes, el acné rosácea, la psoriasis, los eczemas y las micosis,
los herpes febriles...
Estómago
e intestinos : La pulpa de aloe vera
protege el organismo contra las úlceras gástricas, elimina las
dificultades digestivas y favorece el tránsito intestinal.
Infecciones del hígado : El gel de aloe vera estabilizado bebible es
un gran remedio contra las infecciones del hígado. Mejora las
funciones hepáticas y demuestra ser un excelente antídoto contra el
exceso de consumo de alcohol. Se recomienda en la prevención de la
cirrosis del hígado
Quemaduras
: Es probablemente en la reparación
de las quemaduras de la piel donde el áloe da resultados más
espectaculares “indistintamente que las quemaduras sean provocadas
por el fuego, el frío, el agua hirviendo, el sol, una descarga
eléctrica o por radiaciones”
HIGIENE
Y COSMÉTICA
El
áloe es rico en vitaminas y minerales, tiene fama de ser
astringente, humectante, devuelve a la piel su elasticidad, elimina
las arrugas, actúa contra las erupciones, el acné, las
irritaciones. Protege la piel de la contaminación del aire de las
ciudades y las quemaduras del sol. Sus enzimas proteolíticos
contribuyen a eliminar las células muertas de la piel y estimulan la
división celular, facilitando la regeneración de las dermis
perezosas o cansadas.
Cuidados
de la boca: las propiedades del áloe
reinan en la higiene de la boca. Para mantener los dientes y las
encías sanas, protegerse del sarro y de las caries, nada iguala los
baños de boca cotidianos con áloe y el uso alternante de dentífrico
a base de áloe y de flúor.
Cuidados
capilares: la
acción astringente del áloe no sólo cierra los poros demasiado
abiertos del cuero cabelludo sino que vigoriza, por su penetración
subcutánea, la raíz misma del cabello. Los champúes de áloe son
aconsejados para revitalizar los cabellos sin brillo o demasiado
secos.
Cuidados
de la piel,
al equilibrar su hidratación y al regularizar la renovación de sus
células, la piel tratada con áloe vuelve a ser suave y lisa. El
áloe es una verdadera bendicción para las pieles frágiles, y
también actúa eficazmente contra los efectos desagradables del
sudor.
PLANTACIÓN DE ALOE VERA
PASOS PARA PLANTAR UN ALOE VERA:
1º. Para reciclar aprovechamos las latas de comida del comedor de nuestro cole. Las latas se van a usar como tiestos para plantar nuestro aloe vera.
2º. Abrimos cuatro agujeros pequeños en la base de nuestra lata, para que el agua sobrante pueda salir.
3º. Se añaden dos dedos de chinos o grava, para que el agua pueda drenar mejor.
4º. Después se añade tierra o turba con los nutrientes necesarios para que la planta pueda vivir.
5º. Se coge un estolón (hijo pequeño de nuestra planta de aloe vera) y se planta en la tierra o turba.
6º. Se cubre la planta hasta que las raíces queden totalmente bajo tierra.
7º. Se riega la planta.
8º. La planta se coloca en un lugar cálido y poco húmedo.
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